La verdadera paloma fondista es capaz de volar todo el día, desde el alba hasta la caída del sol. Y cuando no han llegado a destino, pueden volver a salir al iniciarse el día y ponerse nuevamente en camino. Gran cantidad de palomas que pasan como fondistas no son capaces de hacer este trabajo. ¿Por qué causa? Es asunto bastante complicado.
“Se sabe que la reserva de glicógenos en la paloma es escasa y se utiliza sobre todo en el momento que se inicia el vuelo, durante las maniobras rápidas y durante el aterrizaje. Durante el vuelo a velocidad de crucero y para los esfuerzos de larga duración, es esencial recurrir a otro tipo de reservas: las grasa.
Por oxidación, la energía se libera sin formar ácido láctico y otros ácidos (más bien gas carbónico y agua) Lo que no era más que una teoría ha sido demostrado experimentalmente hace unos años por dos investigadores alemanes (Bordel y Haase en 1993) sobre palomas mensajeras que participaban de verdaderas carreras de diferentes distancias, incluida una carrera de 620 km.
Estos dos investigadores no observaron ningún aumento de glucosa o de ácido láctico en el torrente sanguíneo (las mediciones se efectuaron inmediatamente después de terminado el vuelo). Como consecuencia de lo expuesto anteriormente, resulta claro que una paloma en buena salud está particularmente bien dispuesta para impedir la acidificación de sus músculos durante el vuelo. Ello gracias al buen funcionamiento de su aparato respiratorio y cardíaco (corazón). Sabemos igualmente que existen grandes diferencias entre las palomas según sea su capacidad para volar.
“Generalmente se considera que hay tres categorías de palomas: de velocidad, de semifondo y de fondo, según las distancias que pueden recorrer habitualmente y para las cuales ellas son especialistas. Así hasta 200 km., hasta 500/600 km y para mayores distancias.
“Las circunstancias de vuelo particularmente penosas que hemos conocido el año pasado, deberían hacernos reflexionar sobre esta clasificación y hacernos comprender que sería mejor clasificar las palomas según el número de horas que son capaces de volar.
Pienso en la estructura del cuerpo, de sus alas, de sus músculos. No hay que olvidar tampoco la cantidad de las reservas disponibles y de agua que la paloma es capaz de acumular en la partida. Esto no puede ser observado desde el exterior. Sólo se puede verificar cuando las palomas han vuelto de una dura carrera de fondo. Solo la experiencia pone en evidencia las diferencias.
“Con relación al semifondo, hay muchas palomas de semifondo que se admite son capaces de volar mucho más que sus distancias habituales. Pero en el transcurso de un año como 1995/96, muchos aficionados sufrieron una gran decepción al clasificarse a la cabeza con buen tiempo (+ o – 1300 m/m) en una distancia de 550 km y fracasar completamente sobre la misma distancia con una velocidad de vuelo de alrededor de 1000m/m.
Esas dos horas suplementarias de vuelo resultaron demasiado. Estas son circunstancias típicas en las cuales las palomas se agotan y eventualmente se pierden.
¿Cuál es mi opinión con relación a las alas rígidas?
“Si una paloma al regresar ha utilizado todas sus reservas y se halla agotada, pasa algo a nivel muscular y se producen indicios de degeneración. Las fibras musculares están dañadas. Pierden su elasticidad y se vuelven rígidas. Es no pasa a nivel de los tendones o de las articulaciones sino a nivel de las fibras musculares.
“No queda sino determinar que hacer con tales palomas. Según mi opinión, no debe considerarse la cuestión y por el contrario, inexorablemente habría que eliminarlas. En primer lugar porque como corredoras no hay nada que esperar.
Por lo demás, cuando se quiere crear una “línea de fondo” no debe reproducirse con palomas que sufren rigidez de ala como consecuencia de una carrera de fondo muy dura. Si se reproduce a partir de estas palomas, se corre el riesgo de ver este defecto (capacidad de vuelo limitada), fijado y extendido a toda la colonia.
Cuanto mucho pueden servir de reproductoras para un aficionado a las carreras de velocidad”.
Prof. Dr. G. Van Grembergen.
